EL ESCENARIO

A la hora de escribir el escenario es clave para enmarcar la historia. Si imaginamos un bosque con árboles grandes y el silbido helador del viento rozando sus ramas. Muy probablemente nos pondremos alerta a lo que pueda venir.
Si, en cambio, se dice que “ me fijo en mi aspecto, el traje caro me sienta muy bien. Me acabo de afeitar y llevo mi pelo negro engominado hacia atrás, lo tengo bastante largo, me llega hasta casi los hombros. No soy amigo de las cremas, así que me he tenido que duchar con agua helada para quitarme el cansancio y mostrar un aspecto más saludable”.  Aunque no hubiese dicho en este fragmento de Ojalá no fueras tú que Jon estaba en una habitación arreglándose, se habría intuido de la descripción.
Por eso, tan importante es el escenario como la escena en sí misma. En mi opinión conviene dar los detalles justos que ayuden al lector a saber dónde está el personaje e imaginarse el entorno sin dar muchos detalles porque de lo contrario la historia perderá fluidez, y si eso ocurre el lector es probable que acabe abandonando la historia. Además que como escritora, tampoco es interesante, ya que si contamos demasiado el capítulo se llenará de líneas y elementos que no aportan nada y luego cuesta más retomar la acción de los personajes. En cambio si contamos muy poco, el lector no conseguirá sumergirse en la escena y la novela será una sucesión de capítulos donde los personajes “solo hacen cosas y hablan” con la consiguiente pérdida de calidad. Entonces la pregunta del millón, ¿cómo saber dónde está el punto medio? 
Pues siendo autocrítica y controlándote. Si sabes que eres un escritora que tiende a extenderse mucho, valora qué puedes eliminar y la respuesta a esta pregunta no puede ser nada. ¡Mentira! Seguro que algo puedes quitar. 
En cualquier caso sé consciente de que habrá escenas que salgan mejor y otras peor, es normal. Escribir una novela, salvo que sea un relato muy breve, no suele hacerse en un solo día, y nos influye mucho nuestro entorno. Si un día estás cansada no vas a escribir igual de bien que un día que no lo estés, al igual que si estás en el estado de gracia de los escritores ese día las palabras fluirán solas y no tendrás casi esforzarte, pero de eso hablaré otro día. De todas formas por mucho que lo intentes no todas las escenas estarán igual de bien ambientadas y no pasa nada. Siempre podrás reforzarlas más adelante como por ejemplo hice aquí:
“Todo para tratar de disimular que llevo días comiendo mal y que apenas duermo desde hace una semana. Hoy más que nunca tengo que dar buena imagen.
Tengo una mezcla de sensaciones contradictorias. Por momentos estoy contento, feliz de que haya llegado este día, y en otros siento que me muero por dentro. Las mentiras, el pasado y las circunstancias fueron demasiado. Yo fui demasiado.”
Continué la escena para remarcar que Jon está nervioso y que se va a enfrentar a un día importante. Ambos párrafos ayudan a saber en qué espacio está (la habitación), el estado anímico del personaje y la ducha de agua helada sirve tanto para espabilar al personaje, como para castigarse a sí mismo por algo de lo que se siente culpable y que se descubre más adelante en la historia.
En definitiva, escribir no es fácil se requiere técnica y experiencia. A hacer escenas se aprende escribiendo y leyendo, así que paciencia y saldrán como quieres.
Un abrazo.

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